¿Cómo saber si necesito lentes?
No siempre es fácil saber cuándo se necesitan lentes.
Los cambios en la visión pueden ser sigilosos. Rara vez aparecen de la noche a la mañana problemas como visión borrosa, problemas para leer la letra pequeña o las señales de la calle.
Es probable que experimentes una disminución muy gradual de tu visión que quizá no notes al principio. O puede que empiece a entrecerrar los ojos o a experimentar tensión ocular, dolores de cabeza u otras molestias que antes no tenías.
Los síntomas clásicos que pueden significar la necesidad de lentes son los dolores de cabeza, los dolores oculares, el ceño fruncido y los ojos entrecerrados.
Otros signos y síntomas que pueden indicar que necesitas lentes son la necesidad de una luz más brillante para ver o leer con claridad, ver halos alrededor de las fuentes de luz (como los faros de los coches y las bombillas), perder las palabras mientras se lee y la visión distorsionada o doble.
Señales que pueden indicar la necesidad de lentes
Los problemas de visión y las afecciones oculares más comunes que le harán sentir que necesita gafas (o un cambio en su actual prescripción de gafas) incluyen:
Miopía, que dificulta la visión de los objetos lejanos. Las personas con miopía suelen ver bien para las tareas de cerca.
La hipermetropía, que dificulta el enfoque de objetos o tareas de cerca, pero la visión de lejos es normal.
La presbicia, definida como la pérdida normal de la capacidad de enfoque de cerca que se produce en casi todo el mundo a partir de los 40 años.
Las cataratas, o la opacidad del cristalino, son la causa más común de pérdida de visión en personas mayores de 40 años. Las cataratas se tratan con cirugía y la implantación de una lente intraocular.
Los síntomas del síndrome de visión de ordenador por el uso excesivo de dispositivos electrónicos con pantallas visuales -incluidos los teléfonos inteligentes, los ordenadores y las tabletas- también pueden ser un indicio de que se necesitan gafas.
La fatiga ocular, la sequedad ocular, la visión borrosa, el enrojecimiento de los ojos, el ardor, la sensibilidad a la luz, los dolores de cabeza y el dolor de hombros, cuello y espalda son síntomas del síndrome visual informático.
Cualquier persona que pase una buena parte del día mirando pantallas LED corre el riesgo de desarrollar esta enfermedad, incluidos los niños. Existe un tratamiento para el síndrome visual informático, que incluye la prescripción de lentes para la computadora.